Las tuberías de abastecimiento y las bajantes de aguas residuales han cambiado si echamos la vista atrás 30 años. Concretamente, desde el año 1920 hasta el año 1984, estuvieron fabricadas con fibrocemento, un material compuesto por cemento y fibras de refuerzo como el amianto o la crocidolita. Dichas fibras, se ha demostrado a través de estudios que suponen un riesgo por su alto potencial cancerígeno, por lo que desde 2002 se prohibió su utilización.
El fibrocemento se puede hallar en tuberías de alta presión para canalizaciones
El peligro real del fibrocemento se produce con la rotura de dichos elementos. Por esa tazón, actualmente no existe una normativa que obligue a la sustitución de elementos constructivos de fibrocementos que no estén deteriorados.
Respecto al fibrocemento, podemos encontrarlo de distintas formas. Entre ellas, hallamos las tuberías de alta presión para canalizaciones, tuberías para bajantes de aguas residuales, depósitos de agua, placas ondulares y planas para cubiertas, tejados en naves industriales, conductos de humo y shunts, jardinería y plantas decorativas.
Hay que destacar, que en obras de mantenimiento y rehabilitación realizadas en edificios construidos antes del 2002, era usual tener que afrontar el desmantelamiento y sustitución de las tuberías, tejados y todo lo que estuviese realizado con fibrocemento. Para conseguirlo, es primordial saber cómo se debe actuar.
Lo más adecuado es evitar que los trabajadores de la obra y propietarios o viandantes estén expuestos a ello, porque las posibles partículas que se desprenden del amianto son perjudiciales. Las empresas dedicadas a la sustitución de elementos de fibrocemento, deben realizarlo con un estricto protocolo de actuación.
Lo más idóneo es programar un calendario y plan de trabajo que se presente y sea autorizado por la autoridad competente. Antes de que se proceda con las obras, se deberá precintar la zona donde se actúe impidiendo el paso y dejando entrar solo a trabajadores especializados y uniformados como es debido.
Los trabajadores cuentan con un traje de descontaminación, máscara, gafas y guantes. El trabajo se hace a través de equipos autónomos de respiración durante la realización de los trabajos, tomando ciertas mediciones del ambiente en la zona de actuación.
Al retirarse los elementos de fibrocemento y antes de que se proceda a desprecintar la zona, se llevará a cabo la descontaminación y la realización de pruebas de concentración en el ambiente. De esta manera, queda demostrada la ausencia de partículas que procedan del amianto y solo en ese justo momento se abrirá la zona al público.
Al haber retirado las tuberías de fibrocemento, se trasladarán a un centro autorizado de residuos y se hará la sustitución. En el caso de las tuberías, el material más común de sustitución es el PVC. Los expertos, señalan que existe una normativa concreta que se debe emplear para garantizar la seguridad de las personas, actuando de oficio la autoridad competente y obligando al propietario a suprimir el riesgo que supone para la salud como se ha demostrado que es el amianto.